Fue hospital de enfermos y albergue de peregrinos, erigido en el segundo cuarto del s. XVI. En la actualidad dicho edificio se encuentra prácticamente desmantelado, conservándose sólo en buen estado la portada que sirve de acceso al patio y su gran chimenea de la cocina, donde se daba alimento a peregrinos, sacerdotes y pobres, además de servir como cocina principal del hospital para sus enfermos.
La entrada, resuelta en sencillo arco de medio punto, de grandes dovelas, aparece flanqueada por sendas pilastrillas, que, con finalidad meramente decorativa, no llegan hasta el suelo, sino que, en solución de raíz mudejarizante, arrancan de mensulitas situadas hacia la mitad de la fachada. Estas pilas trillas están seccionadas por una línea de impostas, a manera de alfiz, tangente a la clave del arco. En las enjutas campean dos escudos de los Tovar y Enríquez de Castilla, señores de Berlanga. Sobre la línea de impostas, una pequeña hornacina alberga la estatuilla del santo titular.